Cuando nos encontramos en uno de los valles más fértiles de Mallorca, podemos realizar uno de los trayectos más románticos y enriquecedores que nunca uno hubiera podido imaginar. «El tranvía de Soller» fue inaugurado en 1913 y en un viajecito de veinte minutos podemos disfrutar de unas vistas magníficas de la Sierra Norte de Mallorca, podemos ver la Sierra de Alfabia, y el Puig Major, también en ese recorrido veremos casi todo el valle de Soller con sus típicos naranjos, limoneros, bastantes clases de hortalizas, algunos manzanos y perales, aunque quizás lo que llama más la atención al viajero es la música del tranvía, el triquetear de sus vagones rozando las vías, y por supuesto el primer tramo rozando casi casi la playa de Soller y el último cuando ya nos adentramos en el pueblo (en la parte más antigua) no tiene ningún desperdicio.
En este último tramo casi casi, se adentra uno en las típicas casas mallorquinas, podremos ver los jardines privados, la parte trasera de muchas casas, donde prácticamente se hace la vida en ellas. También disfrutaremos de algunos establos con los caballos, y los típicos burros mallorquines, y algunos patos en el torrente de Soller. Por supuesto el último tramo es muy enriquecedor al adentrarnos en el pueblo de Soller, veremos la plaza central delante del ayuntamiento, nos recuerda las plazas de los pueblecitos del sur de Francia y nos impactará la fachada principal de la iglesia de estilo modernista propia del siglo XX realizada por un seguidor de Antonio Gaudí, el Sr Bellver Rubió, y el llegar a la estación central en Soller inaugurada en 1912 podremos disfrutar de las cerámicas de Pablo Picasso y de las pinturas al óleo de Joan Miró, ya que en la estación tenemos entrada libre/gratuita en estos dos pequeños museos, una joya cultural en medio de la Sierra de Tramuntana, ¿quién se lo iba a imaginar?
Recorre el valle de Soller
Pues por todo ello y mucho más siempre le invitaremos a recorrer el valle de Soller en cualquier época del año.